Varias son las culturas precolombinas guaraníes y andinas, que son el inicio del arte culinario argentino; sin olvidar como influyó la llegada de los colonos europeos como los españoles e italianos principalmente, porque luego empezaron a llegar los alemanes y los suizos. Todo un crisol de culturas y costumbres.
Es muy importante en la historia de la Patagonia argentina, la presencia de los Mapuches, que llegaron del sur de Chile y se cree que su origen sea tal vez polinésico. En los tiempos de la colonia llegaron a ocupar el norte de la Patagonia.
Aún hoy en día, en la Patagonia está presente la cocina mapuche, basada en el respeto al medio ambiente, al bosque y a las estaciones del año. La comida mapuche, a lo largo de los años, se basaba en la carne, que cocinaban en un hoyo, a la brasa cubierto con cenizas, el curanto.
Entre los mapuches es muy importante la ceremonia religiosa, a través de la cual se pide a los dioses por las cosechas, la salud y la abundancia, el Nguillatún. Una vez que los mapuches se dedicaron a la agricultura, incorporaron verduras a las carnes.
Debido a que, en la zona, donde los mapuches vivían, había mucho viento; para poder cocinar hacían un huequito en la tierra donde ponían un fuego. A medida que hicieron el hueco más grande, se dieron cuenta que se mantenía el calor, entonces adoptaron esta técnica para cocinar. Así nació el curanto, que es el lugar donde se cocina.
Actualmente el curanto se sigue utilizando en la Patagonia argentina; se ponen unas piedras, que se calientan con leña. Una vez que están calientes se apartan y se colocan hojas de maqui o nalca, encima van las carnes como la de cordero, de cerdo, junto con zapallo entero y toda clase de verduras, se cubre todo con hojas de nalca y se tapa el pozo con tierra.
