El dulce de leche argentino se ha ganado el calificativo de ser “el mejor invento argentino”, y aunque esto está en duda, ya que varios se disputan la paternidad de este manjar, lo cierto es que los argentinos han sabido apropiarse debidamente del dulce de leche y lo han convertido en una marca registrada. La tradición dice que cuando un argentino debe emigrar, por diversos motivos, fuera de su país, en su maleta no puede faltar un buen paquete de yerba mate y un frasco de dulce de leche. Aquí, algunos de los motivos del éxito de este exponente de los sabores argentinos.
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El dulce de leche, una tradición bien argetina
El dulce de leche, una tradición bien argetina

El dulce de leche… ¿argentino?

Muchos han tratado de derrumbar el mito que dice que el dulce de leche es un invento argentino. Algunos estudiosos en la materia, sostienen que ya en la colonia se conocía un producto de similares características que llegaba a la zona de cuyo – junto a la Cordillera de los Andes – procedente de chile. Otros sostienen que una leyenda popular similar a la que se cuenta como origen del dulce de leche argentino, ya era contada por las tropas de Napoleón, aunque si así fuera, al día de hoy no hemos visto que los franceses hayan adoptado para sí este exquisito dulce.

Pero, qué dice la leyenda respecto al origen del dulce de leche. Hacia el año 1829, Argentina se encontraba sumida en una serie de enfrentamientos internos en su camino a la consolidación como estado nacional. Los enfrentamientos entre Unitarios y Federales marcaban los tiempos políticos de la nación, eran tiempos del gobierno de Rosas en la provincia de Buenos Aires. Corría el mes de julio de 1829. Juan Manuel de Rosas y su oponente político, Juan Lavalle se aprestaban a firmar un pacto para tratar de poner fin a las disputas internas. El lugar elegido para la firma de dicho pacto era la estancia de Rosas en Cañuelas. Al parecer fue Lavalle quien primero llegó al lugar de la cita, y cansado del viaje se echó a dormir en el catre que pertenecía al “Restaurador de la Leyes” – como se conocía a Rosas -, esto parece que molestó mucho a una criada de Rosas que se encontraba preparando la leche dulce que se utilizaba para acompañar el mate. Al llegar Rosas a la estancia pidió que dejaran descansar a Lavalle y la criada se olvidó de la leche que tenía al fuego. Cuando al transcurrir algunas horas, recordó que había dejado la leche al fuego, se encontró con una sustancia espesa de color marrón. Fue un soldado de Rosas quien lo probó y le pareció exquisito. Así nacía la leyenda sobre el origen del dulce de leche argentino.

A estas alturas, ya sea por genuina paternidad o por adopción, el dulce de leche es considerado uno de los mejores postres argentinos, no importa cuánto se escriba sobre ello. Decir Argentina y decir dulce de leche, es más o menos la misma cosa.

Solo o acompañado

El dulce de leche es el ingrediente esencial en muchos de los más reconocidos postres argentinos, como por ejemplo los alfajores argentinos. Pero las tentaciones a las que nos somete este exquisito dulce, nos lleva a que muchos elijamos comerlo solo de a cucharadas, casi en una ceremonia sólo apta para golosos.

La elaboración del dulce de leche es sencilla, leche, abundante azúcar y una chaucha de vainilla, todos ellos colocados en una paila al fuego y remover hasta obtener un producto bien espeso y con un raro color marrón. La fuerte tradición agrícola que acompañó durante muchos años a la Argentina, hizo que, en cada hogar, la elaboración de dulce de leche fuera una costumbre necesaria para acompañar el desayuno y la merienda. Luego, el desarrollo del país, permitió que esta costumbre fuera adoptada por la industria láctea y hoy Argentina cuenta con una enorme producción anual de dulce de leche.

La enorme aceptación con que cuenta en cada hogar el dulce de lecha ha dado origen a una variedad para diversos usos. Existe el dulce de leche tradicional con el que se elaboran alfajores, facturas, caramelos o, simplemente, para comerlo solo. Pero también han surgido otras, con diferentes texturas para otros usos, como el repostero, ideal para la elaboración de productos como tortas y pasteles, este dulce es de una consistencia más sólida. Existe, también, el dulce de leche para la elaboración de helados.

Como toda “estrella” de la gastronomía, al dulce de leche le han surgido muchos imitadores en distintos lugares del planeta. Todos ellos con distintas denominaciones y pretendiendo ser productos autóctonos, pero el dulce de leche argentino se ha ganado fama internacional y si bien su nacimiento fue producto del azar, hoy integra el lote de los orgullos con que cuenta la vasta gastronomía argentina.

Para un pueblo que exhibe orgulloso sus mejores tradiciones, el dulce de leche no tiene discusión…es argentino y desde estas páginas hemos querido homenajear a este manjar de los sabores dulces. Déjense tentar, tomen una cuchara y a disfrutar.