Al fernet con coca lo toma todo el mundo. No lo prepara cualquiera
Vamos a comenzar con la estrella de los aperitivos argentinos. Nos estamos refiriendo al fernet con coca. Sí, así como lo mencionamos, como dos siameses, en Argentina el fernet y la coca están tan íntimamente relacionados que el vocablo ya se ha convertido en una sola palabra. Este aperitivo se prepara con fernet, si bien el “manual” dice que puede hacerse con cualquier marca, la tradición indica que debe usarse la más prestigiosa, en su defecto la segunda marca, pero nunca bajar de ese nivel. Luego viene la coca y aquí corresponde aclarar, y sin ánimo de cometer un exceso de publicidad, el fernet con coca se prepara con Coca Cola, cualquier otro reemplazo por una bebida cola de otra marca constituye un “pecado mortal”, ni siquiera es aceptada la histórica competencia de la bebida nacida en Atlanta – EEUU – y, por último, el hielo. El fernet con coca se bebe bien helado y se prepara en vasos lo suficientemente grandes como para que se pueda compartir, o en su defecto en una jarra.
El fernet con coca se ha irradiado desde Córdoba a todo el mundo. La provincia cordobesa está considerada la mayor consumidora mundial de este aperitivo, además, cada cordobés se considera un bartender especialista en fernet. Fue desde Córdoba donde se firmó su acta de bautismo, se lo llamó Fernando, así es que cuando un cordobés te invita a tomar un Fernando, ya sabes de que estará hablando.
Es un fenómeno digno de estudio, descubrir las razones de cómo el fernet con coca ha logrado imponerse en los distintos momentos de la vida de los argentinos. Antes del asado, mientras esperamos que salgan los primeros cortes, alguien dirá a viva voz “vamos a preparar el Fernando” y en pocos minutos, la jarra conteniendo las proporciones justas de cada ingrediente comenzará a circular entre todos los comensales. Por supuesto, cuando llegue la carne a la mesa, daremos lugar a su majestad el vino argentino. Pero, luego en la sobremesa, la jarra de fernet con coca resucitará y comenzará la ronda nuevamente.
Así es, los argentinos inventamos el fernet con coca y estamos muy orgullosos de ello.
“¡Vieja! Traé la picadita y el vermucito que llegaron los chicos”
Cuántas veces se habrá escuchado ese grito en los patios argentinos. El vermouth, vermout, o simplemente vermú es una de las tradiciones más hermosas que los argentinos tenemos en nuestra gastronomía, porque está relacionada íntimamente con la juntada familiar. A mí particularmente me trae recuerdos imborrables, mi viejo junto al asador y cuando llegábamos a su casa, era cuestión de segundos para que la picada y el vermout estuvieran sobre la mesa del patio.
Por supuesto que el vermout es otra de las grandes herencias que nos dejaron nuestros abuelos gringos cuando llegaron a esta América que, luego tanto amaron, cargados de ilusiones. Pero claro, ya lo adaptamos y le dimos nuestro toque bien argentino. El vermout es un vino saborizado con ajenjo, y junto a la picadita, se sirve con limón y soda. Es el aperitivo que acompaña la previa de los almuerzos familiares del domingo. Si bien es cierto que el vermout le ha cedido algo de protagonismo al fernet con coca, nada ni nadie reemplaza a la charla de futbol entre padre e hijo, con un vermout de por medio, mientras esperamos que los ravioles caseros lleguen a la mesa.
Al calor de verano… ¡Sangría!
Las nochecitas de verano, esas donde el calor sofoca, se prestan invariablemente para compartir una exquisita jarra de sangría. Este aperitivo de gran aceptación entre los acalorados paladares argentinos reconoce formas complejas y fáciles para su preparación.
Básicamente, la sangría es una bebida que se prepara con vino, soda, azúcar y frutas. Se le agrega mucho hielo y es el aperitivo ideal contra los calores sofocantes.
Aunque debido al desarrollo inmobiliario ciertas costumbres han ido perdiéndose, aún podemos ver en los barrios, a la nochecita, a la familia sentada en la puerta de la casa porque “adentro no se puede respirar”, acompañados de una jarra de sangría.
La manera rápida y sencilla de preparar la sangría es poniendo en una jarra un litro de vino tinto – si es borgoña, mejor – el jugo de dos limones y de dos naranjas, una buena cantidad de azúcar y luego bastante soda y hielo, revolver con una cuchara y a disfrutarla.
Antes de despedirnos, queremos recatar esto que cada bebida acompaña un momento de la vida de los argentinos que han sabido convertirlos en una fiesta cotidiana. A esas tradiciones, ¡Salud!