Quizá te interese saber…
Los ñoquis llegaron a Argentina aproximadamente a finales del XIX y principios del siglo XX con el arribo de migrantes italianos.
Otros de sus nombres son: «Ñocos», «Ñoquis», «Ñokki», «Grumo», «Pelotilla» «Bollo» y «Gnocchi».
Con su consumo, se obtienen múltiples vitaminas, pudiendo mencionar la C y las del complejo B; al igual que cuenta con un gran porcentaje de potasio y almidón. Aunado a su bajo porcentaje de sodio y grasa.
Historia de los Ñoquis del 29
Existen dos teorías sobre el por qué se acostumbra a degustar estas pastas durante los 29 de cada mes.
La primera de ella es más una leyenda que una teoría probable, y nos cuenta que un médico nombrado San Pantaleón, quien tras convertirse en cristiano estuvo peregrinando al norte de Italia, lugar en el cual realizó múltiples curaciones milagrosas que le valieron la canonización eventual.
Pero, ¿qué tiene esto que ver con los ñoquis? Que se cuenta que hubo una ocasión en la cual les pidió pan a unos campesinos, quienes no solo le brindaron los últimos ñoquis que le quedaban, sino que le invitaron a su mesa.
Gesto que el joven médico agradeció anunciando que tendrían «un año lleno de excelentes cosechas». Y tras irse, los campesinos aun sorprendidos, hallaron unas cuantas monedas bajo el plato. Lo que explicaría la actual costumbre de dejar dinero bajo los platos de ñoqui como «ofrenda» para atraer prosperidad económica.
Por su parte, la segunda teoría plantea que se consumen los días 29 debido a que las personas de bajos recursos ya no contaban con el dinero de su sueldo para ese momento del mes —pues cobraban a principios—; por lo que les alcanzaba para comprar solo los platos hechos con lo básico.
Y cuando esto ocurría, italianos con más tiempo establecidos en el país, les invitaban ñoquis, bajo cuyo plato estaban dos monedas para ayudarlos a sobrellevar esos últimos días del mes.