Historia
En Argentina, la llegada de la pizza se produjo durante la segunda mitad del siglo XIX, cuando los migrantes italianos llegaron en grandes cantidades, trayendo consigo distintos platillos entre los cuales estaba esta delicia.
Siendo en uno de los barrios argentinos, específicamente en La Boca, Buenos Aires, que Nicola Vaccarezza construyó el primer horno en ser registrado, con el que empezó a cocinar otro de los legados gastronómicos genoveses: La Fainá. Que acompañaría a la pizza durante años venideros.
Aún así, quienes se llevan el crédito oficial por la pizza, son los propietarios de la panadería «Riachuelo», la familia Banchero, que abrió sus puertas en 1893, donde Agustín Banchero, un genovés residenciado en Buenos Aires, inventó la «fugazza con queso» y la «fugazzetta», un tipo de pizza que les hizo tan popular, que para 1932, lograron aperturar la pizzería Banchero en La Boca.
Y con ello el hizo del señor Agustín, Juan Banchero, fuese ganador del título Emperador de la Fugaza con Queso, otorgado por la República de La Boca. Tras esto, le siguieron un montón de otras versiones de la pizza, y múltiples cadenas de pizzerías de éxito.
Pudiendo mencionar la pizza de Cancha, que fue creada por un vendedor ambulante que laboraba fuera de los estadios de fútbol de Buenos Aires.
Propiedades
Si bien es cierto que no lo parece, con su consumo también vienen muchos aspectos positivos, siempre y cuando se consuma de forma moderada y sea lo más artesanal que se pueda. Algunos de estos son:
Vitaminas, fibra, antioxidantes y minerales, gracias a los vegetales que incluye y la presencia del queso.
Recordando que la grasa brinda energía y los carbohidratos de su harina son buenísimos para el correcto funcionamiento cerebral. En medidas acordes.