El Postre Balcarce es una institución de la cocina argentina. Y ganar el premio anual a la mejor creación no es poca cosa. Como todas las cosas buenas, tiene una historia.
Al principio se conocía como Imperial, pero su nombre actual proviene de sus orígenes. De hecho, se creó en 1950 en la Confitería París de Guillermo Talou, en la ciudad de Balcarce, un pueblo de la provincia de Buenos Aires a pocos kilómetros de la más famosa Mar del Plata.
Desde entonces, la crema de leche natural, la vainillina, la pasta de almendras, el marrón glacé, las nueces, los merengues y el siempre presente dulce de leche se han combinado a la perfección. Para la decoración, entonces, copos de coco y azúcar glas.
Había largas colas para coger un postre de Balcarce, también porque se había convertido en algo imprescindible, hasta el punto de que a quien visitaba la ciudad le preguntaban al volver a casa "¿has traído el pastel de Balcarce?". Poco después, el propietario, viendo el éxito de su creación, aceptó una oferta de una empresa de Mar del Plata, vendiendo la empresa y la receta.
Pero en 1969, Talou decidió, con un socio, volver a la dulzura. Fundó la pastelería "Comoantes", es decir, "como antes", para asegurar que el pastel sería el mismo. De hecho, la receta no cambió ni un ápice y, a partir del 26 de diciembre de 1970, el Postre Balcarce volvió a los dientes y al paladar de todos. Y, desde entonces es una dulce realidad.